sábado, 9 de mayo de 2015

Tercer día de rodaje: 14 de Julio de 2011

"La frustración esta provocada por una sociedad que nos pide ser lo que no somos y nos culpa de ser lo que somos"

(Alejandro Jodorowsky)


       Para la tercera secuencia pasó más tiempo y fue por varios motivos. En primer lugar  porque el guión no estaba escrito, aunque teníamos el tratamiento y sabíamos lo que queríamos contar, teníamos que dialogar la secuencia y trabajar los diálogos de forma coherente en relación a cada uno de los personajes y eso llevó su tiempo ya que reescribimos la secuencia unas cuantas veces. En segundo lugar porque fue más difícil encontrar la localización. Esta vez se trataba de un área de descanso de una empresa de venta de teléfono móvil. Y en tercer lugar porque el reparto no lo teníamos tan claro. Debíamos ver más opciones que en las anteriores ocasiones.

La tercera secuencia habla sobre la frustración del artista que no puede dedicarse a lo que le apasiona y que, por circunstancias, que en la mayoría de ocasiones no puede controlar, se ve sometido a tener que trabajar en cualquier trabajo de los denominados sin cualificación específica, en los que te pagan el sueldo mínimo exigido por ley y donde la rutina ahoga al artista y debe hacer esfuerzos, a veces incomprensibles para la mayoría de las personas, para mantenerse a flote y aguantar el tedio y la frustración que le rodea hasta encontrar algo mejor.

Los actores.

Manuel nos dijo que podríamos coger a un actor mexicano para esta secuencia, para Pedro, el fotógrafo, un personaje que de alguna forma, podría ser en algunos momentos de su vida el alter ego de él. No sólo decidimos que fuera un actor de México por tener mayor diversidad, si no también porque nos comentó que tenía contactos en un festival de cine de México en el que tendríamos más posibilidades de entrar si teníamos a un actor mexicano. Fue así como nos pusimos manos a la obra. Pusimos un anuncio en la página web de Soloactores.com y al día siguiente recibimos varios candidatos interesados en participar con nosotros.

Viendo diferentes videobooks, el elegido fue Jorge Lan, nos encantó tanto a nivel físico como a nivel interpretativo. Esteban advirtió que ya lo conocía. Estudiaron juntos interpretación en la escuela Arte4. Hacia años que no se veían pero tenía buen recuerdo de él. Fue nuestra primera opción. Leyó la secuencia, nos reunimos con él y se implicó con entusiasmo. Debía interpretar a un director de fotografía frustrado por no encontrar trabajo y que lleva, a duras penas, su trabajo de comercial de telefonía móvil.

Por otro lado, un actor que siempre tuve claro para esta secuencia desde que sólo era una idea, fue Héctor Melgares. Ya lo vi en su momento, no sólo en el cortometraje de Entrevista, al que fui a participar como operador de cámara, si no en otros trabajos que tenía colgados en la red. Esteban no lo conocía y no estaba seguro si nos daría el resultado que necesitábamos. Yo le dije que confiara en mi, estaba seguro que mi instinto no me fallaría y que Héctor daría a su personaje lo que hacia falta. En los ensayos, Esteban me dio la razón.

Héctor debía interpretar a un coordinador, que, imbuido en una mentalidad comercial, (quizás para ahogar ciertos aspectos de su parte personal) intenta hablar con Pedro para que comprenda su punto de vista. Su personaje, licenciado en arquitectura tras nueve años de carrera, y viviendo aún en casa de sus padres, se siente cómodo trabajando como coordinador en la empresa de telefonía móvil, sobre todo, por que lleva corbata y está por encima de otras personas. Para él, la frase de A falta de pan, buenas son tortas, la aplica casi como excusa en la mayoría de sus situaciones diarias.

También es cierto que el personaje de María lo teníamos reservado desde el principio para Ana del Arco. Una actriz que, sin ánimo de adular y desde una óptica muy realista, puedo afirmar que es la combinación perfecta de talento, constancia y altruismo.

Conocí a Ana, hace ya varios años, trabajando como actor en Cyrano de Bergerac en el teatro Victoria de Madrid. Yo interpretada a Cyrano y ella a Roxana. En seguida me enamoré de ella como actriz y he de decir que en cada proyecto en la que necesitaba alguien de su perfil, siempre la pensaba y ella, siempre estuvo dispuesta a trabajar conmigo, por nimio que fuera el trabajo.

En esta tercera secuencia, Ana debía meterse en la piel de una chica que estudia producción de cine y que trabaja temporalmente vendiendo telefonía móvil, al igual que el personaje de Jorge. Ella, aunque se siente frustrada al igual que Pedro, lo lleva de una forma más diplomática y filosófica y así se lo intenta hacer ver a su compañero.

Y de nuevo la causalidad (?) hizo que a través de ella conociéramos a la actriz que interpretaría el cuarto y último personaje de la secuencia.

Llamé a Ana para quedar con ella para uno de los ensayos con Jorge y Héctor. Le dije que aún debíamos buscar a la actriz que interpretaría al personaje de Belén. Un perfil que lo debía interpretar una mujer de entre cuarenta y cincuenta años.

- Oye, ¿Y porque no hablas con la madre de Héctor? – Preguntó Ana –
- ¿Ella es también actriz?
- Si, se llama Amparo Climent.
- ¡¿Amparo Climent?! – Exclamé sin poder evitar mi entusiasmo – Claro, la conozco.
- Pues habla con Héctor y propónselo si ves que ella cuadra en el papel.

Tras colgar a Ana, llamé inmediatamente a Héctor. Yo ya conocía a Amparo Climent de verla tanto en series de televisión como en cine, trabajando con directores de la talla de Manuel Gutiérrez Aragón o Adolfo Marsillach. Una mujer multidisciplinar con un indiscutible talento e inteligencia, no solo referente a lo artístico, si no también en cuanto a conocimiento del medio cinematográfico.

Un extraño hormigueo me corría por el pecho mientras hablaba con Héctor sobre Amparo. Él se mostró en seguida entusiasmado, no sólo por la posibilidad de que ella participara en el proyecto, si no porque el papel lo interpretaría con su hijo y eso siempre es un aliciente agradecido.

Aquella misma noche le enviamos el guión y pocos días después nos  contestó encantada. Recuerdo que al abrir el mail y leerlo, volvió el hormigueo. Para nosotros era un honor contar con Amparo, pero también una responsabilidad.

La localización

Llevábamos pensando desde hacia tiempo cómo grabaríamos esta secuencia. Pensamos dos opciones; exterior o interior. Si lo hacíamos en exteriores, la secuencia se desarrollaría en la entrada de una empresa, en medio de una acera de calle mientras los personajes fumaban un cigarro. Sin embargo, siendo en exteriores nos enfrentábamos a varios problemas.

En primer lugar las inclemencias que podrían producirse, no sólo climáticas (ya que eso se puede prever con unos días de antelación) si no también encontrarnos con ruidos o personajes extraños que no queremos en la secuencia. Otro problema era pedir permisos… o no. De sobra es sabido que en muchas ocasiones los cineastas hemos rodado nuestras historias en las calles sin permisos, de forma clandestina y con gente de producción vigilando por las esquinas dispuestas a dar el queo por si viene algún munipa. A Esteban y a mi no nos apetecía estar así. En general, temíamos que la secuencia se nos fuera de las manos, no solo por rodar en clandestinidad, si no también por los ruidos que se pudieran colar, los cambios de luz bruscos, rácor, etc… y decidimos descartar la idea de grabar en la calle.

La otra opción, más viable y sencilla a nivel de realización, era hacerla en interior, sin embargo, aún no habíamos encontrado el lugar adecuado. Debía ser un área de descanso de una empresa, un office, con maquinas expendedoras, maquina de café, de agua, etc…

Encontrarlo no fue fácil ya que tenías que pedir que te cedieran un espacio gratuitamente a empresas,  no a particulares y eso significa que te vas a enfrentar en la mayoría de los casos a una mentalidad empresarial, con lo que muy probablemente te pedirán a cambio algo más que salir en créditos que, de hecho, suelen importarle bastante poco.

¿Dónde encontrar un office de empresa que pudiéramos utilizarlo libremente y sin pagar? 

Y una vez más el efecto causa-consecuencia encontró la solución. 

Una mañana de sábado, después de tomarme un café en casa, bajé al quiosco de la esquina a comprar el periódico y una revista de videojuegos, Hobbyconsolas, de la que soy lector desde que era pequeño y en la que ya había colaborado en varias ocasiones con ellos para su plataforma digital Hobbynews. Al llegar a casa, abrí la revista y vi la página del editorial donde se presentan el director de la revista y el equipo de redacción, advertí la fotografía de Daniel Quesada, jefe de sección, el cual fue el que se puso en contacto conmigo para colaborar con él en Hobbynews. Y fue entonces cuando la bombilla se encendió. ¡Claro, ellos en la redacción tienen un office perfecto!. Son una empresa si, pero formada por gente joven, de mi generación y además, ya me conocen. No pierdo nada por intentarlo, ¡Voy a llamar a Dani!.



Aunque tenía muchas ganas, me esperé al lunes para llamarlo. La mañana de ese día hablamos, le comenté el proyecto y la situación actual. Le dije que, por supuesto, pondríamos en créditos de agradecimientos a la revista. Él se mostró desde el principio muy abierto con la película y dispuesto a ayudarnos desde el primer momento. Nos comentó que un fin de semana era imposible ya que el conserje cierra el edificio y no podía abrirlo ex profeso para nosotros. Por la mañana, la redacción trabaja de forma intensiva hasta las tres de la tarde. Con lo que podríamos comenzar a grabar a partir de esa hora, hasta las nueve o como mucho diez de la noche. Fue entonces cuando Esteban y yo supimos que si queríamos grabar allí tendríamos que adaptar el plan de rodaje a ese horario.

Ya teníamos localización. Ese mismo día  hablé con Esteban (Que también conocía a Dani y quedó entusiasmado con la idea de grabar allí) y fijamos la próxima fecha para el rodaje de la tercera secuencia: 14 de Julio de 2011.

Al asegurar el lugar de rodaje, ya pudimos preparar todo lo necesario para la preproducción. Así, en esta ocasión tuvimos tiempo para preparar todos los documentos necesarios para facilitar el rodaje. 

Al día siguiente de ver el office yo me puse a dibujar el storyboard de los planos ya que, muchos de ellos, ya los tenía en la cabeza y sabía exactamente como los quería.

Posteriormente, nos pusimos a trabajar en el plan de rodaje teniendo en cuenta lo que nos dijo Amparo y así pusimos en primer lugar sus planos para acabar lo antes posible y que pudiera prepararse con tranquilidad para su viaje fuera de España.

Una vez terminado el plan de rodaje comenzamos con las ordenes de trabajo. Un documento donde viene reflejado toda la información del proyecto; números de contacto, actores, equipo técnico, día, hora y lugar del rodaje, etc..
 
Una vez finalizadas, se las enviaríamos a todo el equipo de rodaje para evitar cualquier posible confusión.

Los ensayos.


En esta ocasión, no pudimos hacer un ensayo con todos los actores. Amparo no pudo venir al primero. Tuvimos que aceptar ese pequeño riesgo de que se encontraran todos por primera vez en el rodaje, aunque no era grave ya que el peso de la secuencia estaba dividida en dos partes, casi en dos diálogos por separado. Por un lado, Jorge Lan y Ana del Arco al principio de la secuencia y Amparo Climent y Héctor Melgares por otro. El primer ensayo lo hicimos con Ana, Pedro y Héctor. Estuvimos toda una tarde trabajando el texto de forma que los actores lo hicieran suyo.

Al fin de semana siguiente pudimos quedar con Amparo. Ciertamente, he de decir que nos encontramos un poco nerviosos en un principio pero nada más llegar, todo fluyó con naturalidad y pasión ya que, no sólo ensayamos su personaje si no que también hablamos de cine, de la industria en España y de nuestra película. Notamos una predisposición hacia el proyecto que nos embriagó.
 
Amparo solo nos puso una condición (Por llamarlo así), nos dijo que al día siguiente viajaba muy temprano de viaje fuera de España y nos pidió el favor de adaptar el plan de rodaje para que ella pudiera grabar primero su parte e irse antes para así tener tiempo de prepararse sin prisas. No dudamos un instante, era totalmente viable. Le prometimos que grabaríamos con ella antes y que no estaría en el set más de dos o tres horas.

El rodaje.

El equipo llegó poco antes de las tres de la tarde al edificio de Hobbypress y Dani los fue recibiendo y guiándoles hasta el área de descanso. Nos ilusionó saber que Héctor Melgares nos dijo que llevaba toda la mañana repasando, ya vestido como el personaje. El día comenzaba con positivismo y buena actitud. 

En este tercer round sufrimos dos golpes importantes. Por un lado, Iván Blanco, el maquillador de la secuencia anterior, no pudo trabajar con nosotros porque se encontraba en esas fechas fuera de Madrid trabajando en un programa de televisión. Tampoco nos dio tiempo a buscar a otra persona. Fue algo que tuvimos que decir a los actores en el set, no sin cierta vergüenza, como la vez anterior, en la primera secuencia. Sin embargo, todos lo aceptaron con deportividad. Amparo y Ana se maquillaron ellas mismas y quitaron brillos a Héctor y Pedro, transmitiendo esa ilusión para que la secuencia saliera adelante y siendo muy conscientes de que era un problema relativamente normal que se podría dar en un proyecto de esta índole.

Por otro lado, Javier Yohn, nuestro script y ayudante de producción nos comunicó un par de días antes que no podría estar ese día porque le surgió un imprevisto importante. Como en otras ocasiones, pese a que el golpe fue duro, lo aceptamos con deportividad. Le dijimos que no se preocupara y que nos veríamos en la siguiente. Esteban y yo coincidimos que en que necesitábamos a alguien que nos llevara la claqueta y el control de las tomas y que tendríamos que conseguir a otra persona para el día del rodaje. Entonces pensé en Guillermo Tarazona, compañero mío en la facultad de Comunicación Audiovisual al igual que José Luís y Dani. Lo llamé y le comenté la situación y él, decidido, vino a rodar con nosotros con entusiasmo.

Como le prometimos a Amparo, comenzamos el rodaje con ella y con Héctor. Habíamos hecho el plan de rodaje ajustándonos al tiempo que Dani nos había dado. 

Aquella tarde comenzó el rodaje y todo fue a la perfección. Como en ocasiones anteriores, todos hicieron un trabajo impecable y pudimos grabar muy relajados, desahogadamente, no hubo nervios ni agobios. Incluso recuerdo que a mitad de rodaje nos dimos cuenta de que llevábamos casi una hora de adelanto (teníamos previsto que hubiese algo de tiempo por delante pero no tanto) y rodamos entre bromas pero sin perder el sentido de la responsabilidad. Habíamos hecho un buen trabajo de preparación anteriormente para controlar los tiempos. Por supuesto, otra cosa que nos ayudó en gran medida es que los actores nos daban resultados desde el principio y no grabábamos más de tres o cuatro tomas de cada plano.

Otra cosa que pensamos antes del rodaje, fue que en uno de los planos principales en los que se puede apreciar de forma más clara el área de descanso, entrara un compañero de trabajo para sacar una botella de agua, un figurante. Sin embargo, en mitad del rodaje nos dimos cuenta de que no habíamos pensado en esa persona que figuraría en la secuencia. Así de simple. Entre todo lo que debíamos pensar y preparar, se nos pasó. Esteban y yo lo hablamos y se lo dijimos a Dani Quesada y él no se lo pensó dos veces. Recuerdo que nos comentó que podría aparecer con una de las revistas de la redacción debajo del brazo y nosotros aceptamos. Dani fue a uno del archivos principales y sacó la revista Hobbyconsolas número 1, la primera de todas, con Bart Simpson en la portada anunciando la Gameboy. Al ojearla de nuevo me vinieron muchos recuerdos a la mente. Hace años, cuando era un niño, me la compré y disfruté leyéndola. 

Problema solucionado que terminó por convertirse en lo que se suele llamar un accidente feliz.

Todo fue dinámico y distendido. A través del móvil íbamos dando información a nuestros amigos de la página de Facebook de Fuera de foco e íbamos subiendo fotos e información del rodaje.



Sobre poco más de las nueve de la noche terminamos el rodaje, recogimos todo y nos fuimos a casa. Esteban y yo íbamos de camino a casa en el coche, cansados pero a la vez con una sensación de bienestar y excitación muy grande. Recuerdo que Esteban puso música de la película Rocky, en concreto, la parte final en la que al acabar el último round, Rocky consigue mantenerse en pie después de haber soportado la paliza de Apollo creed. En cuanto comenzó la melodía, explotamos a carcajadas. Sentíamos que habíamos ganado otro round pero también éramos conscientes de que el combate no había terminado.




   Amparo Climent y Héctor Melgares preparados para rodar.




   De Izquierda a derecha, José Luís Toral, un servidor, y Daniel Bravo.