martes, 23 de junio de 2015

Quinto día de rodaje: 2 de Junio de 2012




“No te preocupes por los fracasos, preocúpate con las posibilidades que pierdes cuando ni siquiera lo intentas”

                                                                                                                                       Jack Canfield


    Pocos días después del último rodaje en el estudio de pintura de Amparo, empezamos la preproducción de la siguiente secuencia. En un principio, empezamos a preparar la secuencia del productor discográfico. Pero hubo un cambio de planes.

Nos dimos cuenta de que por cuestiones de producción debíamos rodar lo antes posible la última secuencia. El motivo era, básicamente, que en ella debían estar ciertos actores con los que debíamos contar para que la historia encajara. Si alguno de esos actores, se iba de España en cualquier momento, fuera por motivos de trabajo o personales, tendríamos un problema para contar la secuencia debidamente. Decidimos pues, posponer la quinta secuencia y empezar la preproducción de la última, el epílogo de la película. Fue entonces cuando empezamos  a preparar con especial urgencia la táctica de la próxima batalla. La batalla más dura que lidiamos en toda la película, sin duda alguna.

La localización

Como en ocasiones anteriores, empezamos a buscar una localización para la última secuencia. En esta ocasión buscábamos el jardín de una casa, un exterior y lo grabaríamos por la noche. Se trata del único exterior que hicimos en la película. Lo decidimos así por varias razones. Las principales fueron, por un lado, porque dramáticamente lo exigía la secuencia. Se trataba de una reunión de amigos en la que el anfitrión oraba un discurso a favor del arte y la necesidad de crear en un lugar en el que los personajes se olvidaban, al menos temporalmente, de sus nubes negras, sintiéndose más en armonía consigo mismos, más seguros, más libres. Por otro lado, oxigenaba la película. Todas las historias se cuentan en interiores y tener un exterior en el final ayudaba a potenciar el mensaje que queríamos transmitir, se rompían las cuatro paredes que habíamos visto en secuencias anteriores.

Vimos diferentes opciones pero ninguna nos terminaba de cuadrar, si no era porque había vecinos a los que pudiéramos molestar era por una cuestión de fechas, porque no nos parecía lo suficientemente atractivo, etc…

Orse Olsen y un servidor. Gracias amigo.
Un día me acordé de mi amiga Laura Gutiérrez, directora de casting, de muchas películas españolas y publicidad, la cual, participó con entusiasmo con la peli ayudandonos como coach, directora de casting y valgopató, una auténtica jabata curtida en rodajes. Ella se casó en casa de Orsen Olsen (Su cuñado) y su mujer Olga. Esteban y yo tuvimos la suerte de grabar su boda. Cuando llegamos al lugar nos encantó. Le pregunté la posibilidad de grabar allí, no intercambiamos muchas palabras, solo le dije que sería una noche de 20 a 4 de la madrugada aproximadamente y que habría figuración. Al par de días Laura me llamó:

- Ya lo tienes.
- Pero… ¿Ya?, ¿así?, ¿tan fácil? – Contesté –
- Si, pero deberías quedar y hablar con Orse para contarle los detalles.
- ¡Claro, no hay problema!

Nos reunimos al poco tiempo con él, le pasé el dossier y le conté los detalles. Él sólo nos dio facilidades y ya teníamos casa donde grabar. Así de fácil. Ya solo nos quedó cuadrar una fecha idónea para todos y finalmente, un sábado 2 de Junio de 2012 volvimos al frente de guerra.

El reparto.

Aparte de algunos de los actores que ya habían estado con nosotros en las secuencias anteriores (Ana del rey, Erika Sanz, Marcos Pérez, Mapi Molina, Daniel Braceli,  Ana del Arco y yo) Necesitábamos, por un lado, un par de actores que interpretaran a un par de poetas, muy distintos entre si.
Germán Gámez e Iván Luís. Los poetas.

Llamamos a Iván Luís, que ya había participado con nosotros en nuestro primer cortometraje Algo extraño y se ofreció encantado. El otro poeta se lo ofrecimos a Germán Gámez, actor, poeta, escritor y amigo desde el instituto y además, por aquel entonces, compañero de piso.

Por otro lado, necesitábamos a dos personajes más que hablaran con María, el personaje interpretado por Ana del Arco. Nos decidimos por Maxi Mendía (Buen amigo nuestro y gran cantante) y Marcos Rodríguez, para que los interpretan. Dieron el resultado esperado.

Sin embargo, el papel más importante, era encontrar el personaje de Luís. Para nosotros, Luís es un personaje esencial en la película porque es casi alegórico, representa el concepto de la película a través de su discurso final. 

Empezamos a buscarlo e hicimos pruebas a varios actores. Entre ellos, vimos a David García-Palencia, al cual ya conocíamos de haberlo visto trabajando en la película La fiesta. Además de actor, también trabajaba como locutor y actor de doblaje. Para nosotros, el personaje de Luís no debía ser solo buen actor, si no también tener una dicción perfecta. Para nosotros fue una gran satisfacción que lo interpretara.
 
Los ensayos.

De todos los actores que había en esta secuencia, solo pudimos ensayar con David García-Palencia. No solo por falta de tiempo, si no también porque su personaje era sin duda el más relevante de todos, tenía un monólogo que había que matizar y trabajar. Yo no pude asistir al ensayo por motivos de trabajo pero Esteban quedó con él y trabajaron en el subtexto y las intenciones durante toda la tarde. En cuanto al resto de los actores, no estábamos preocupados en absoluto. Por un lado, porque tenían poco texto y por otro, porque ya los conocíamos y podíamos intuir como lo harían. Bien, sin duda.

El rodaje.

Todos empezamos el rodaje con máxima energía y decisión. Lo teníamos todo claro e iríamos a por todas. Recuerdo que, media hora antes de comenzar, me llamó Roberto Álamo. Hacia semanas que no nos llamaba después de haberle dado el dossier aquella noche en el teatro español. (Una anécdota que contaré más adelante, en la grabación de la secuencia del productor discográfico) Nos tenía en vilo y no sabíamos si aceptaría el papel finalmente.

- ¡Hola Roberto! contesté ilusionado
- Hola José, ¿Qué tal?
- Bien tío, aquí me pillas, a punto de empezar a grabar la séptima secuencia de la peli
- Ah, muy bien. Oye, perdona que no te haya llamado antes pero he tenido mucho trabajo y, por otro lado, también quería estudiar bien la secuencia para hablarte de ella con más tranquilidad.
- Sin problema, no te preocupes. ¿Qué te ha parecido?
- Bien. Me ha gustado bastante. Me gustaría que nos viéramos para hablar de ella y de mi personaje.
- Entonces, ¿Vas a hacer el papel?
- Claro, claro. Cuenta conmigo. 

Un pequeño hormigueo me recorrió el estomago. Algo que hace unos meses atrás parecía una utopía para nosotros ahora se estaba convirtiendo en realidad. Roberto Álamo haría el papel. Tendríamos el placer y la responsabilidad de dirigirlo en nuestra primera película. Hablamos algo más de la secuencia y de su personaje y me despedí de él diciéndole que en cuanto fijáramos fecha en la localización lo llamaríamos y nos reuniríamos para un ensayo. Cuando colgué y se lo dije a Esteban solo pudimos abrazarnos fuertemente para luego volver a la realidad presente con mucha más energía.

Preparar este rodaje fue especialmente difícil, por varias razones:

Primera: Los actores. Había que reunir de nuevo a varios de los actores que habían participado en anteriores secuencias y teníamos que grabarla ese día si o si, ya que un par de actores se iban fuera de España sin saber cuando volverían y podríamos haber tenido problemas en un futuro y aquella noche era la única en la que todos podían estar allí a las ocho de la tarde. Bueno, todos menos Ana del Arco, que sólo podía quedar a partir de las once de la noche, ya que por aquellos momentos, actuaba en una sala de microteatro y salía a esa hora. Tuvimos que buscar a alguien que se encargara de recogerla mientras nosotros empezábamos a grabar otras partes y la trajera al set sobre las doce de la noche. Hablé con Javier Jiménez, un amigo mío periodista que conocí haciendo el master de guión en Globomedia. Esteban y yo estábamos dispuestos a, no sólo pagar la gasolina, si no también pagar algo más por llevar a Ana a La Cabrera, a cuarenta y cinco minutos de Madrid. Sabíamos que era un trabajo muy engorroso pero absolutamente esencial ya que de los contrario, no habríamos podido seguir grabando. Javier no dudó un instante y me dijo que contara con él. A las doce menos cuarto llegó Javier con Ana. Perfecto. Gracias amigo.

Segunda: La figuración. No fue nada fácil encontrar a gente que quisiera figurar tantas horas y encima gratis. Faltaba una semana para grabar y aún no llegábamos a los que necesitábamos. Decidimos poner un anuncio en Soloactores.com y, aunque no nos llegaron muchos, entre los mails recibidos y amigos de amigos que se iban apuntando, conseguimos los mínimos que nos hicieron falta para grabar la secuencia. Todos ellos tuvieron una actitud muy positiva y actuaron con paciencia en cada toma hasta que terminó el rodaje. Gracias a todos.

Tercera: El clima. Sería el primer y único exterior que grabaríamos en toda la película y a demás de noche. Recuerdo que en mitad del rodaje, con todo el equipo en el porche de la casa, comenzó a llover, no demasiado, pero lo suficiente como para poner en peligro el material de rodaje. Tuvimos que recoger todo rápidamente y colocarlo debajo de un toldo y esperar. Fue un momento frustrante ya que íbamos con retraso y no podíamos hacer nada hasta que dejara de llover. Por suerte, al cuarto de hora la lluvia cesó y pudimos continuar.

Cuarta: Los cuerpos de seguridad del estado. Los guardias civiles llegaron al rodaje para ver qué tramábamos. Luego los municipales, pero todo quedó en nada. Laura se encargó de hablar con ellos sabiendo que estábamos grabando de forma absolutamente legal (estábamos en propiedad privada) y no molestábamos a nadie.

Quinta: Cortes de luz. Hubo cortes en tres o cuatro ocasiones. Al principio saltaron los plomos por conectar todos los focos a la vez. Fue ahí cuando nos dimos cuenta de que, por muchos focos que tuviéramos, no íbamos a poder utilizarlos todos. Orse tenía contratado hasta un límite y no podíamos pasar de ahí y tampoco teníamos un generador donde conectarlos. Los siguientes cortes fueron parciales, se apagaban algunos focos pero, sin embargo, otros más pequeños y las luces de la casa estaban encendidas. Debía ser algún punto de conexión entre los focos. Eran las regletas, se habían quemado. Quedaron inutilizadas un par de ellas y ahí nos dimos cuenta de que no podíamos cargarlas demasiado o nos quedaríamos sin enchufes. También una manguera terminó casi ardiendo. De haber pasado más tiempo sin advertirlo podría haberse incendiado y haber quemado la casa. No quiero pensar que hubiéramos hecho entonces.


Sexta. La grúa. No pudimos utilizarla tanto como quisimos. Queríamos hacer un último plano secuencia al final de la película, pero era imposible, por pequeños inconvenientes que en conjunto se hizo un problema importante. La cámara pesaba demasiado para aquella grúa y el movimiento no era fluido. Tampoco el movimiento de travelling con la grúa era preciso, a cada baldosa la cámara pegaba un pequeño salto que hacía el plano absolutamente inviable. Recuerdo un momento, serían las tres y media o cuatro de la madrugada, en el que todo el equipo técnico estábamos intentando ocupar un puesto en la grúa; dos para hacer el travelling, otro para ir subiendo la grúa lentamente, otros para ir quitando las esteras que colocamos sobre las baldosas donde se apoyaban las ruedas porque aparecían en plano, etc… Yo mientras observaba en el monitor las pruebas que se iban realizando y no conseguíamos que el plano fuera fluido, por mucho empeño que pusiéramos, que fue mucho. Tras unos minutos observando al equipo y al monitor, pensé que era el momento de una reunión. Como diría José Luís toral, Gabinete de crisis.

- Chicos! exclamé dejadlo. Venid un momento todos por favor, vamos a reunirnos.
Todos se acercaron y nos alejamos del set.
- No funciona. Sentencié llevamos demasiado tiempo con este plano, vamos retrasados y está claro que no funciona, por muchos esfuerzos que hagamos. No son las circunstancias idóneas para este plano, no se puede hacer. Hay que pensar otra cosa.

Hubo un silencio. Esteban me miró con frustración. Ambos sabíamos que era el último plano de la película y que no podíamos hacerlo tal y como lo habíamos pensado desde hacía tanto tiempo. Fue entonces cuando se me ocurrió una idea, otra forma de resolver el plano.

- Tengo un idea para arreglar esto, a ver que os parece. En vez de hacerlo en plano secuencia, podemos hacerlo por cortes, es decir, grabar cinco o seis planos, desde un plano cercano de Esteban hasta un gran plano general donde veremos todo el mundo en el porche y luego hacer los cortes en postproducción teniendo en cuenta los tiempos de la canción.

Otro silencio.

- Me parece buena idea respondió Esteban pensativo
- Si, puede estar bien apoyó Guillermo
- Si, sería más fácil de hacer dijo Manuel

Todos estábamos de acuerdo. Grabaríamos el plano así. Tampoco nos podíamos permitir pensar muchas más soluciones así que de nuevo nos pusimos en acción. Grabaríamos todos esos planos, pero empezando por el gran plano general ya que la cámara ya estaba en la grúa. Luego, los demás los haríamos en trípode para después, en montaje, montarlos al revés.

Séptima: Explosión de cafetera. Si, explotó una cafetera. ¿Os ha pasado eso alguna vez? A mi no, desde luego. Afortunadamente cuando explotó no había nadie en la cocina pero de ser así, podría haber provocado quemaduras a los que en ese momento hubieran estado allí y, consecuentemente, haber tenido que parar el rodaje para socorrer a los afectados.

Octava: Catering. A pesar de habernos gastado más de cien euros en catering para todos, no pensamos en Mariam Torres, una de las actrices, que era vegetariana. En mitad del rodaje vino Laura y me lo comentó y cuando estaba a punto de lamentarme ella se adelantó y me dijo que ya se había encargado de prepararle una ensalada. Supongo que la prepararía con la comida que tendría Orse y Olga, los dueños de la casa. Nunca lo supe a ciencia cierta, pero se lo agradecí enormemente.

Novena: Retrasos. Todos los inconvenientes anteriores generaron retrasos en el plan de rodaje el cual,
habíamos planificado de ocho de la tarde a cuatro de la mañana. Todo el equipo empezó a cansarse y hubo alguna pequeña tensión (perfectamente comprensible) por parte del equipo artístico. Finalmente terminamos mas o menos como a las seis y pico de la mañana. Fue muy duro, pero me sorprendió la actitud de la gente, de todos. No perdieron en ningún momento la buena actitud. Creían en nuestra película y sabían que era muy importante para nosotros.

 

Décima: Falta de planos y planos mal grabados. No dábamos abasto y aun así, nos faltaron algunos planos por grabar. Por suerte, los planos que faltaban se podrían volver a hacer en la casa (Los dueños nos dijeron que volviésemos cuando quisiéramos) con un equipo reducido y sin figuración (Eran planos muy cortos que podrían falsearse perfectamente). Tras chequear al día siguiente las tomas vimos lo que faltaba por grabar y lo que debía repetirse. Eran pocos. Sabíamos que aquellos planos los podríamos grabar en una noche, en un par de horas. Tendríamos que repetir sobre todo, el monólogo de Luis, el personaje de David García Palencia, y algunos planos cercanos de Ana del Arco.

Fue, probablemente, el rodaje más duro con el que habíamos lidiado y en el que más problemas había habido. Yo llegué a casa a las ocho y media de la mañana, dando cabezadas en el coche y completamente roto.

Desperté a mediodía con agujetas por todo el cuerpo como en el resto de secuencias. Aún más. Con esa sensación de cómo si los reyes magos me hubieran dejado regalos en el salón, me entró un deseo inmediato de ver las secuencias grabadas la noche anterior, sin embargo, decidí esperar a Esteban para ver entre ambos que estaba bien y que habría que repetir.

                                                                                                                                José Manuel Montes

domingo, 7 de junio de 2015

Cuarto día de rodaje: 28 de Enero de 2012




“Es preciso prestarse a otros, pero no darse sino a uno mismo”  (Miguel de Montaigne)

    La cuarta secuencia fue muy difícil en muchos aspectos. Tal y como estaba escrita, necesitaba unas necesidades de producción algo mayores que las secuencias anteriores.

En primer lugar, necesitábamos un escenario más atípico que el resto, un estudio de pintura. Esteban y yo empezamos a buscar estudios o escuelas en los que nos pudieran permitir grabar con coste cero. Fue difícil. Quién no nos pedía dinero, nos decía que debía consultarlo (lo que significa que caería en el olvido muy probablemente) y otros que directamente nos respondía un no rotundo sin ningún tipo de explicación. Tan solo hubo una oportunidad que nos parecía viable. Un estudio precioso, en un semisótano cuyos dueños parecían bastante amables y altruistas, hablamos un par de veces para quedar para ver la localización, sin embargo, la tercera llamada nos hizo volver al principio. Nos comentaron que habían firmado un acuerdo con una escuela de informática y que alquilarían el estudio para que colocaran ordenadores transformándose así en un aula para dar clases.  Inviable. No podíamos, ni nos permitirían, vaciar la sala de ordenadores para grabar para volverlos a colocar después.

Había pasado un mes desde el último día de rodaje y aún no teníamos localización para la cuarta secuencia. La desesperación empezaba a surgir y no sabíamos a quien acudir. Decidimos poner un anuncio en nuestra página para ver si por casualidad (?) alguien de Madrid tuviese un estudio de pintura y que además, nos lo cediera altruistamente.

Y al par de días recibimos un mensaje de Amparo Climent, una de nuestras actrices en la secuencia anterior y nos solucionó el problema. Ella, que aparte de actriz es una artista impresionante con el pincel, nos ofreció su estudio de pintura en su casa de Boadilla del Monte. Al principio nos embargó una pequeña sensación de compromiso, sentíamos que, después de participar en nuestra película como actriz sin poder pagarle nada, sería abusar demasiado pedirle el estudio para grabar todo un día, mejor dicho, dos. No obstante, la pasión de Amparo por ayudarnos, nos quitó esa pequeña angustia y su sinceridad nos llegó para aceptar su ayuda.

A los pocos días fuimos a visitar su estudio. Recuerdo con especial cariño ese día. Nos recibió Eduardo Jover, compañero sentimental de Amparo y conocido actor de doblaje (Ha puesto la voz a actores como Jean Claude Van Damme, Robert Carlyle, Steve Guttemberg, Pierce Brosnan y muchos más).

Esteban y un servidor en el estudio de Amparo Climent
Nos enseñó el estudio, nos encantó. Posteriormente Eduardo nos invitó a unas cervezas en uno de los salones de la casa. Allí pasamos un buena tarde, al calor de la chimenea, hablando de lo que a los tres nos apasionaba; el cine, la producción, los mercados, el doblaje, el teatro y otras muchas cosas.

Gracias por todo Eduardo.

Ya teníamos la siguiente localización. Fijamos fecha para el 22 de Junio pero Javier Gil, uno de los actores, no podía porque por aquellos entonces grababa una serie en Francia. Hicimos otro cambio al 29, pero tampoco podía ser porque ese día no habría nadie en la casa de Amparo, sin embargo, los planes cambiaron y, hablando de nuevo con ella, nos dijo que finalmente ella estaría y podríamos grabar sin problema. Es más, podríamos preparar el set el sábado 28 para tenerlo listo al día siguiente. Perfecto.

Los actores.

En esta ocasión necesitábamos cinco actores. Los personajes eran Nacho, Marta,  Leo, Sara y Angustias.

El protagonista de esta secuencia es Nacho, un amante de la pintura en el cual adivinamos que su vocación se vio truncada durante mucho tiempo por someterse a imposiciones sociales que nunca fue capaz de revelarse, hasta que lo hizo. Decidió buscar la libertad a todos los niveles, incluso a nivel artístico.

Roberto Cots
Necesitábamos un actor de unos treinta y cinco, cuarenta años, que pudiera tener un aspecto interesante y misterioso. Alguien que nos diera la impresión a simple vista de su bondad, aunque las circunstancias puedan terciarle en momentos de estrés. Acudimos a la web de actores y ahí encontramos a Roberto Cots, un actor de gran talento y personalidad que nos cautivó.

Leo es un amigo de Nacho, también pintor, que resulta ser la antítesis de él. Caradura, pícaro, pero también práctico. Para él, la pintura tiene que ver más con la técnica y la comercialidad, (Pintar lo que la gente pida) que con el instinto y la individualidad (Pintar lo que uno sienta).

Javivi Gil
Necesitábamos un actor cómico, con descaro pero bonachón al mismo tiempo. Y el destino (?) hizo que pudiéramos dar con un actor formidable que solo con imaginárnoslo en el papel, nos producía gracia y satisfacción: Javier Gil Valle, también conocido como Javivi. Un actor muy completo y versátil, que ha trabajado tanto en cine (Tio vivo, Bienvenido a casa, Los Dalton, Astérix y Obélix, Noche de reyes, y así hasta más de veinte películas) como en televisión y en teatro, tanto en España (Con directores como Garci, Bardem o David Trueba) como en Francia (Con Gerard Jugnot o Vincent Cassel). Un auténtico veterano.


Conocí a Javi hace mucho tiempo. Esteban y yo, como ya he comentado, nos dedicábamos a realizar y editar todo lo que nos dieran. Javi se puso en contacto conmigo para que montara algunos videos suyos de trabajos realizados como actor. Y ahí comenzó la amistad. Yo por mi parte comencé de forma paralela la producción de Fuera de foco, pero con Javi nunca hablé demasiado de la película. Cada vez que nos veíamos, lo comentábamos someramente y poco más, dentro de un mar de temas relacionados con la profesión. Cuando hablé con Esteban acerca de la posibilidad de que Javi interpretara a Leo, ambos estuvimos de acuerdo y una tarde en la que nos reunimos para montar una recopilación de sus últimos trabajos, le propuse un trueque.

- Javi, me gustaría proponerte un trato – apunté directamente –
- ¿Si?, pues dime amigo.
- Dejo de cobrarte por todos los trabajos que haga con tus videos y a cambio, haces un cameo en mi peli.
- Pues vale, trato hecho – Contestó agradecido, casi sin pensarlo –
- ¡Genial!, harías un papel pequeñito. Un pintor caradura…

Y la conversación siguió hasta tarde hablando de la secuencia entre risas. A la noche, llamé a Esteban y le di la buena noticia.
Ana Frau

En honor a la verdad, debo decir que cuando le dije un cameo, quise decir un papel en toda regla. Quizás fui algo caradura pero Javi lo obvió y aceptó el personaje con deportividad y ganas.

Para el personaje de Angustias a una mujer madura, de unos sesenta años. Seria y conservadora, de aspecto duro. Para ello, fuimos a dar con Ana Frau, actriz de hace muchos años, de una profesionalidad impecable.

Para Sara, la hija del pintor, necesitábamos a alguien muy especial. Una chica muy atractiva que a la vez, pareciera menor de edad y por supuesto, muy buena actriz. Finalmente, a través de amigos, pudimos ofrecerle el papel a Anna Castillo y ella (A pesar de que tenía que venir de Barcelona) aceptó venir a Madrid para interpretar a Sara.

Anna Castillo

Sin embargo, a dos semanas del rodaje, nos faltaba una actriz para la secuencia, aquella que que interpretaría a Marta, la musa del pintor. Había urgencia y decidimos poner un anuncio en Soloactores.com para encontrarla. Y lo conseguimos.

Mariam Torres
Después de ver la gran magnitud de curriculums y videobooks que nos llegaron de diferentes actrices, la seleccionada fue Mariam Torres, una actriz preciosa con una forma de interpretar muy armónica y tranquila, era perfecta para el papel. El personaje debía irradiar armonía dentro de una secuencia en la que el caos va invadiendo todo y sólo ella resulta ser una vía de escape para el personaje protagonista.

Con ella cerrábamos el reparto y empezamos a buscar fechas para los ensayos.


Los ensayos.

Fijamos el día del ensayo con los actores para el Domingo 22 de Enero, es decir, una semana antes del rodaje (Domingo 28). En esta ocasión, decidimos no hacer el ensayo en mi casa como en las anteriores ocasiones. Habían bastantes actores y necesitábamos un espacio amplio que mi casa no tenía.


Esteban Ciudad dando directrices a los actores.
En aquellos momentos, yo me pasaba todo el día en la productora Globomedia (me levantaba a las ocho de la mañana y llegaba a casa a las diez de la noche de lunes a viernes) y Esteban ensayaba un par de obras y trabajaba en la producción de su segundo disco. A través de una de estas obras conocimos a Julia Rebato, directora escénica y productora. Conoció el proyecto de peli y se quiso unir a nosotros dándonos desde el primer momento un torrente de soluciones que nos abrumó.

Julia también nos ofreció su sala de ensayo para poder llevar a los actores allí y trabajar la secuencia con comodidad. Fue allí donde el Domingo 22 ensayamos con todos los actores. Bueno, todos no. Anna Castillo no pudo venir y aunque hubiese podido, nos resultaba muy embarazoso pedirle que viniera a Madrid desde Barcelona solo para un ensayo. Preferimos confiar en ella y trabajar con ella el texto en el set si era necesario.

Mientras, también estábamos buscando todos los elementos necesarios de atrezzo que nos hacían falta para la secuencia. Muchos de ellos ya estaban en el estudio, pero había dos absolutamente indispensables: Se trataba de dos cuadros pintados por Nacho, el protagonistas de la secuencia.

Un servidor junto a Roberto Cots en el ensayo.
Uno de los cuadros debía ser un retrato de Sara, la hija del pintor, es decir, de la actriz que interpretaba al personaje, Anna Castillo. El otro, debía ser un cuadro pintado desde una foto, un cuadro a medio pintar que representa un cumpleaños pero con algunas modificaciones.

Para ello, debíamos acudir a un pintor profesional que hiciera ambos cuadros, con buena calidad y en un tiempo récord, una semana. Podría parecer difícil pero yo contaba con la persona idónea: Mi padre.

Hablé con él y desde el principio supe que no me fallaría (Nunca lo hizo). Él se encontró algo incómodo al principio por la presión a la que estaba sometido ya que tendría que pintar dos cuadros en muy poco tiempo, pensando que no llegaría al nivel de otros de sus cuadros. Pero esto fue una apreciación suya. Yo sabía que los pintaría con la calidad que le avala y que no habría ningún problema. Y así fue. Una vez terminados, bajé a Córdoba a recogerlos (Donde viven mis padres actualmente) y me los subí para Madrid. Gracias papá.
De izq a der.: Julia Rebato, Rocío Collado y Abraham Bolegas.

Llegamos a la casa a primera hora de la mañana (a eso de las ocho) y empezamos a preparar todo. Julia trajo a dos personas que nos ayudó en la producción (Rocío Collado y Abraham Bolegas) que hicieron un trabajo magnifico.

Esther Díaz componiendo un plano complicado. Gracias Esther.
También vino con ella Esther Díaz, directora de fotografía y operadora de cámara que nos ayudaría en ese menester. Julia, tal y como nos prometió, también consiguió la steady que queríamos utilizar para la secuencia. Aunque con la preparación de la misma vino el primer problema a primera hora de la mañana.


Esther había acabado de calibrar la steady. Cuando fue a colocarla con los técnicos, advirtió que la cámara, con todo el adaptador colocado, era demasiado pesada y cedió, desprendiéndose de la steady cam y cayéndose al suelo. Fue un susto importante. La cámara, afortunadamente, no sufrido daños. Tampoco el adaptador de 35 mm, pero si el adaptador del cable con entrada de BNC a RCA y que iba conectado desde el combo (monitor) hasta la cámara y sin el cual no podíamos ver las imágenes que iríamos grabando. Apenas una clavija de dos centímetros que resultó ser un problema mucho más grande.

Gabinete de crisis.
Si no funcionaba el adaptador, no podíamos ver los planos en el combo y no teníamos un adaptador de repuesto. Julia se ofreció a ir al Corte Inglés (El único establecimiento un Domingo por la mañana que podría estar abierto, aunque no tuviéramos garantías de que fueran a tenerlo). Esteban, por otro lado, me dijo que llamase a Iván de Ibis Media, la productora que nos alquilaba el material de rodaje (entre ellos el maldito adaptador para el cable). Dios sabe que me fastidió enormemente tener que llamarlo un domingo a las ocho de la mañana, pero ciertamente, era el único que nos podría salvar el rodaje. Tuvimos suerte. Me cogió el teléfono y desde el primer momento me ofreció soluciones. Ya sabía que su competencia y profesionalidad no tenía límites pero aquel día lo confirmó con creces.  Se ofreció incluso a traernos al set un par de adaptadores, pero finalmente acordamos que Julia iría a la productora a recogerlos. Infinitas gracias Iván. Gracias a él y a Julia, pudimos aprovechar el día de rodaje.

Aroa Gómez maquillando a Mariam Torres
En el equipo de la cuarta secuencia se unió Aroa Gómez, tremenda profesional, se ofreció con ilusión para maquillar a los actores. Su buena actitud y saber estar nos hizo estar muy relajados. Gracias Aroa.

Una vez llegó Julia con los adaptadores, (otro de repuesto, ya sabíamos que no podíamos caer en el mismo error otra vez), empezamos el rodaje. Claro esta, que la steady finalmente no nos sirvió para nada y decidimos grabar las tomas tal y como lo habíamos hecho en otras ocasiones, en mano y en tripode, depende de la toma. Me explico. Esteban y yo ya habíamos hablado que aquellos planos en los que solo estuvieran Nacho y Marta, los grabaríamos en tripode, absolutamente estabilizados o, en el caso de haber algún movimiento, que éste fuera muy suave, para potenciar la armonía que intentábamos transmitir entre los dos personajes.

Sin embargo, para aquellos planos en los que el resto de los personajes invadían el estudio de pintura de Nacho, lo haríamos con cámara en mano, con movimiento, para potenciar la sensación de caos y la ruptura con la armonía.

Otro de los problemas que nos surgió en mitad del rodaje, fue el travelling que trajimos ex profeso para una de las tomas y que nos dejó David Poveda "Ghanja", también cineasta y amigo nuestro. Empezamos a montarlo y empezamos a tirar tomas. No nos daba el resultado apetecido, el travelling no era lo suficientemente suave y daba pequeños saltos que afectaba al plano. Tuvimos que prescindir de él. Como íbamos bien de tiempo, dentro de lo que habíamos estimado en el plan de rodaje, decidimos probar a hacer el plano con otras cosas que nos permitieran emular un travelling. Era un plano muy bonito y quería hacerlo a toda costa.

Probando el "Bicitravelling". No funcionó.
Preguntamos a Amparo Climent y a Héctor Melgares que si tendrían algo que sirviese de travelling; Un carro de la compra, una silla de ruedas, etc… Lo único que tenían era una bicicleta de montaña y decidimos, entre risas e impotencia, probar la toma con la bici. Sin embargo, no se consiguió mucho y sinceramente, aún no sé si lo que grabamos nos servirá, ya os contaré en el montaje. Pero lo pasamos bien...


No obstante, aunque con dificultades, conseguimos ganar otra pequeña batalla.

José Manuel Montes.





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