viernes, 17 de abril de 2015

Segundo día de rodaje: 8 de Mayo de 2011

"La opinión de los demás sobre ti, no tiene por qué volverse tu realidad"

(Les Brown)

Recuerdo levantarme el día siguiente al rodaje con una extraña sensación. Era tarde, casi las doce de la mañana, y lo primero en lo que pensé fue en las secuencias de la película. Sentía algo parecido a la mañana de reyes que uno vive cuando es pequeño y sabe que cuando salga al salón encontrará sus regalos. ¿Estarían todas las secuencias?, ¿Se habrían grabado bien?. No pude evitarlo, lo primero que hice al levantarme y lavarme la cara fue chequear las tomas. Todas ellas ocuparon 64 gigas de imágenes en alta definición. Al ver las tomas me entraron unas ganas irrefrenables de empezar a montar, pero en el fondo supe que no era el momento. Lo mejor que podía hacer era esperar y dedicarme con Esteban a preparar las siguientes.

La segunda secuencia la rodamos a las dos semanas. El guión ya estaba escrito y no queríamos esperar más de lo necesario. En este caso, la historia se desarrollaba en un salón de una casa elegante. Por un lado, una pareja compuesta por una abogado superficial y egoísta y una actriz que busca en él un posible refugio a la inseguridad que siente por su profesión. Ella, invita a cenar a dos amigos suyos, bailarines para darle una noticia muy importante que no aceptaran del todo bien. Si la primera secuencia intentaba transmitir las consecuencias que a veces se derivan de las jerarquías artísticas, en las que muchas veces depende, esencialmente, de quienes sean tus amigos, la proyección pública que tengas o la posición económica en la que estés, en esta segunda secuencia queríamos expresar la inseguridad artística y de cómo, a veces, nos refugiamos en algo que realmente no deseamos por lo que pueda pasar en un futuro.

Los actores

Lo primero de todo, el reparto. Había cuatro personajes en escena; David, Andrea, Roberto y Luz.  Para el personaje de David, necesitábamos alguien que tuviera un físico clásico, que transmitiera seguridad en si mismo y que tuviera un punto esnob. El personaje es una abogado adinerado que se vale de su posición para dirigir su propia vida arrastrando por ella a su novia, Andrea.
 
Entonces nos llegó al mail un enlace que nos envió un amigo. Ese enlace iba directamente a Youtube y nos mostraba el videobook de Daniel Braceli, actor todo terreno, que había  protagonizado el musical de Willy Fog y actuado en series como Al salir de Clase, Periodistas, El Grupo, Siete Vidas y en cine con La Mujer de mi vida de Antonio del Real. Oímos su tono de voz, vimos sus gestos e intuimos rápidamente que podría interpretar a David a la perfección.

Para el personaje de Andrea ya habíamos pensado desde hacía días en Mapi Molina para que la interpretara. Ella, excelente cantante y actriz que había trabajado en el musical de Nacho Cano Hoy no me puedo levantar y el espectáculo musical, tributo a Mecano, La fuerza del destino, conocía por experiencia propia aspectos muy parecidos a los del personaje que sabíamos que podía incorporar y darnos lo que necesitábamos. Cuando se lo propusimos, ella aceptó encantada.

Para los personajes de Roberto y Luz, teníamos claro que, aparte de actores, debían ser bailarines, no sólo en la secuencia si no en la vida real. Daría mucha más veracidad, sobre todo en lo que se refiere a la posición corporal para la secuencia siguiente. Trabajaríamos sobre hecho. No tuvimos problemas, encontramos a las personas adecuadas.

Esteban pensó en Marcos Pérez para Roberto. Marcos trabajaba en el musical de Los miserables en la Gran vía madrileña. Hablamos con él y aceptó el papel con ilusión.

Anita del Rey, conocida, entre otros proyectos por trabajar en la serie La pecera de Eva, interpretó a Luz haciendo honor al nombre del personaje. Ella, buena amiga de Esteban desde que trabajaron juntos en el musical de Nacho Cano Hoy no me puedo levantar, se implicó en la secuencia de forma absoluta, tanto en los ensayos como en el set.

La localización

Debíamos buscar un restaurante elegante. La primera opción que nos vino a la cabeza fue el de un buen amigo nuestro, también actor. Éste tiene un restaurante italiano muy bonito en el centro y pensamos que podría estar muy bien rodar allí. Lo llamamos y le dijimos las condiciones. Entre ellas, presupuesto cero. Nadie cobra. Él nos comentó que no dependía enteramente de él, ya que debía hablarlo con su socio en el restaurante. Le dijimos que lo hablara sin compromiso alguno y le dimos las gracias de antemano por su predisposición. Le llamaríamos en tres o cuatro días para una respuesta en firme.


Mientras tanto, fuimos pensando otras opciones, entre ellas, la posibilidad de que no fuera en un restaurante. Quizás la cena se podría desarrollar perfectamente en la casa del abogado. Me pareció muy buena idea, pero ¿Dónde encontrar una casa elegante en la que pudiéramos grabar cómodamente?, Esteban comentó la posibilidad de hablar con su tío Len y su mujer Marian, los cuales tienen una casa preciosa en Valdemoro con un espacio que podría venir muy bien para la secuencia. Dicho y hecho. Hablamos con ellos y sin pensarlo dos veces nos ofrecieron su casa para grabar, sin condiciones. Por otro lado, llamamos a nuestro amigo actor para ver si había comentado todo esto con su socio a fin de grabar allí en el restaurante pero nos dijo que no estaba muy convencido y que no se ajustaba bien nuestro tiempo al suyo. No insistimos, le dimos las gracias de todos modos y hasta otra. Sentíamos que ya teníamos el escenario adecuado para la secuencia. Fuimos a ver la localización junto con Manuel, el dire de foto. Ésta era una especie de semisótano muy elegante en la que, según me contaba Esteban, suele reunirse la familia en Navidad. A los tres nos convenció y con la venia de la familia, fijamos una fecha para el rodaje. Próxima batalla: 8 de Mayo de 2011.

Los ensayos.

Como la ocasión anterior, los ensayos fueron fluidos y nos dieron el resultado apetecido. Los cuatro actores vinieron a casa y trabajamos el texto, le dimos fluidez y definimos los personajes. Si bien no ensayábamos tanto como la ocasión anterior, también es cierto que los actores supieron darle el toque que necesitábamos para la secuencia. Esteban, también trabajó con Mapi el subtexto de su personaje en más ocasiones para ir con más seguridad al rodaje.

    Anita del rey y Marcos Pérez en uno de los ensayos.

   Esteban Ciudad dando notas a los actores.

El segundo día de rodaje.

Nos levantamos a las siete de la mañana. Según el plan de rodaje debíamos estar en la casa de los tíos de Esteban, en Valdemoro, a las ocho de la mañana. Debíamos ser muy puntuales puesto que a esa hora debíamos comenzar a montar todo el equipo para comenzar a grabar la primera secuencia a las 9 A.M. Y de nuevo, todos los soldados estaban preparados a esa hora para una nueva batalla y pese a que el dios Morfeo pululaba por el set de rodaje bostezando, entre el sueño y la vigilia, fuimos desperezándonos con café, zumos, bollería y todo lo que pudimos aportar como catering.

En este caso, si tuvimos la suerte de contar con Iván Blanco, un maquillador excelente que supo adaptarse al equipo con una profesionalidad impecable. Mientras maquillaba a Mapi y Daniel, nosotros fuimos componiendo el primer plano, ajustándonos al plan de rodaje. Lo cierto es que ni siquiera pudimos hacer History board en esta ocasión. Pasó tan poco tiempo entre una secuencia y otra (dos semanas) que solo nos dio tiempo a esbozar algunos planos en el mismo guión técnico. Sin embargo eso no nos dio ningún problema, Esteban y yo sabíamos exactamente lo que queríamos y estudiamos la composición de los planos y su simbología.

Daniel nos comentó que había quedado esa misma mañana con unos reporteros de una programa llamado Nada corriente del Canal Extremadura, para hacerle un reportaje. Le comentamos que, mientras no entorpeciera el rodaje y no grabasen demasiado sobre la secuencia que estábamos realizando, no nos molestaba en absoluto. De hecho, nos vendría genial un reportaje para promocionarnos y, ciertamente, los chicos del programa se adaptaron a la perfección a nuestro trabajo y fueron muy respetuosos.



Podéis ver el reportaje aqui: https://www.youtube.com/watch?v=U4Zw-u08Oz4

Mientras Mapi y Daniel hacían sus planos, Ana y Marcos eran maquillados y preparados para los suyos, de forma que Dani pudo ausentarse sin problema para la realización del reportaje.

El peso de la secuencia la tenia Mapi Molina con su papel de Andrea. Sin duda, los cuatro actores tenian sus motivaciones para sus personajes, pero la carga dramática más intensa, el trasfondo de todo lo que subyace bajo esa aparente cena de amigos,  debia mostrarlo Mapi. Recuerdo que uno de los planos más especiales que rodamos ese día, en el que Andrea se descubría por unos segundos delantes de sus mejores amigos (Y en ausencia de su marido) fue grabado varias veces. El plano mostraba a Andrea acorralada por ambos lados por los escorzos de Luz y Roberto.

Ciertamente, fuimos exigentes con Mapi por que sabíamos que nos daría lo que necesitábamos del personaje. Fueron momentos muy especiales. La carga dramática era intensa y todo el equipo, en cada toma, fue muy respetuoso y silencioso.

Como la vez anterior, el tiempo se ajustó al plan de rodaje sin ningún problema. Fuimos precavidos y los planificamos todos para que no hubiera problemas de tiempo, sobretodo, para no molestar más de lo necesario a Len y Marian que sin duda, gracias a su altruismo y simpatía no podríamos haber rodado la secuencia. De nuevo, ganábamos otra pequeña batalla más.


José Manuel Montes







martes, 7 de abril de 2015

Ahora o nunca; Primer día de rodaje: 24 de Abril de 2011






   
“Uno puede apoyarse sobre su puesto, pero no sentarse en él” (Erich Kastner)

    Empezamos a preparar la estrategia para la primera batalla. La primera secuencia trata de jerarquías.  Trata sobre un guionista novel que, con su guión escrito bajo el brazo, queda con un actor conocido y admirado en un Café de Madrid para que éste participe en su proyecto de forma altruista. En la secuencia se intenta expresar como las jerarquías cambian en función de las relaciones personales.

Los actores.

Necesitábamos cuatro actores. El guionista, el actor conocido, la actriz amiga del guionista y la camarera. El guionista lo interpretaría un servidor, lo teníamos claro, el papel era muy indicado. A continuación pensamos en el actor conocido. Debía ser un galán objetivamente guapo. Pensamos en varios actores pero ninguno nos terminaba de convencer. Entonces Esteban pensó en Juan Pablo Di Pace. Yo no lo conocía y Esteban me mostró en Youtube sus trabajos. Me convenció al instante. Esteban sabía de él por su mejor amigo, Isaak Gracia, bailarín y coreógrafo, que había trabajado con Juan Pablo en el musical de Fiebre del sábado noche que se estrenó en la Gran Vía madrileña.

Conseguimos su teléfono y hablamos con él. Le enviamos el guión de la secuencia y las referencias que queríamos para la puesta en escena. Sinceramente, he de reconocer que no estaba seguro si llegaría a aceptar. Juan Pablo era (y es) una persona con mucha experiencia como actor, cantante y bailarín. No sólo ha trabajado aquí en España en teatro musical y series como Los hombres de Paco o  Física y química, si no también en producciones de la BBC en Londres, con actores de la talla de Colin Firth (El discurso del rey), Billy Zane (Titanic) o Meril Streep (Adaptation, Mamma mia, entre muchas otras…) Actualmente ha interpretado a Jesucristo en la nueva serie de la NBC A.D. The Bible continues. ¿Aceptaría trabajar gratuitamente en un proyecto independiente de tales características? Esperaríamos su respuesta con impaciencia. 
Mientras tanto, pensamos en la actriz que interpretaría a la actriz, amiga del guionista. Esta chica debía ser también, por cuestiones de guión, objetivamente bella y sensual. En un primer momento, pensamos en nuestra amiga Lara de Miguel, una muy buena actriz. Conocida, entre otras muchas cosas, por trabajar durante muchos años en la serie Compañeros. La llamamos, pero nos dijo que estaba embarazada, de cuatro meses creo recordar. Nos alegramos por la buena nueva, pero no pudimos contar con ella. El personaje que debía interpretar no estaba embarazada ni podía tener indicios de compromiso alguno.

Seguimos buscando. Nos recomendaron una tal Sara Gómez, que había trabajado en series como A ver si llego, Los quién o Tierra de lobos. Vimos su trabajo y desde luego, cumplía con creces el perfil. La llamamos pero se encontraba fuera de Madrid y no estaría para las fechas de rodaje. 
Estaba encantada con el proyecto y nos dijo que contáramos con ella para otra ocasión. Sin problema. Sin duda, lo haríamos…

Esteban y yo, pensamos en Erika Sanz antes de este proyecto, ya nos rondaba por la mente para Mientras llega Esperanza. Ella es conocida por trabajar mucho en televisión, en series como Un paso adelante o Águila roja. Una tarde, Esteban me dijo que Amaranta Ausín (Impresionante coreógrafa, bailarina y amiga nuestra) es, a su vez, amiga de Erika y que podría mediar entre ella y nosotros para hacerle llegar el proyecto. Se nos iluminó el rostro y no lo pensamos dos veces. Le enviamos el guión y esperaríamos su respuesta. 
Por último, nos quedaba la actriz que interpretaría a la camarera y pensamos directamente en Mikele Urroz, una muy buena actriz a la que en su momento le hicimos el videobook y que a priori, ya intuimos que interpretaría el papel estupendamente. Nos pusimos en contacto con ella de nuevo y le enviamos todo el material para que pudiera valorarlo.

Y las respuestas llegaron. Todas positivas. Todos estaban dispuestos a hacer la secuencia. Esteban y yo, contentos e ilusionados como dos niños pequeños, cerramos el reparto.

La localización.

Algunos meses antes de que naciera Fuera de Foco, me llamó Ana del Arco, (Otra de las actrices de la peli), diciéndome que estaba metida en un proyecto de un corto, Entrevista, para el festival Notodofilmsfest y que necesitaban un buen operador con cámara propia para el proyecto. No era remunerado pero yo acepté enseguida, no solo porque esas fechas las tuviera libres, si no porque también era una oportunidad de conocer gente interesante. Nunca sabes con qué o quién te puedes encontrar. Seguí mi intuición y no me equivoqué.

Una de las localizaciones del cortometraje era el Café Madrid, un bar cerca de la puerta del Sol, de aspecto rustico y elegante, me encandiló nada más entrar. Hablando con Héctor Melgares, uno de los actores del corto (Y posteriormente actor en Fuera de Foco) hablamos sobre el lugar, me dijo que él trabajaba allí de vez en cuando y que conocía al dueño y que él había mediado para poder grabar allí. Entonces le hablé de la peli y Héctor enseguida se mostró interesado. Pero no hablamos muy en profundidad. Estábamos en medio de un rodaje y teníamos que estar cada uno a lo nuestro, Héctor en su papel y yo en mi cámara.
Pasaron tres o cuatro meses hasta que vino toda aquella idea alocada de Fuera de foco y fue entonces cuando llamé a Héctor. Cierto es que mi objetivo de esa llamada era conseguir que hablase con el dueño, Josué, para que nos cediera altruistamente una mañana de fin de semana para que pudiéramos grabar la primera secuencia de la película, pero también tenía la intención de decirle que quería contar con él como actor. Mientras trabajé en Entrevista, pude apreciar su interpretación y me lo imaginé en un par de papeles para la peli. Quería aprovechar a Héctor y éste nos dio mucho más de lo que esperábamos.

Al par de días, Héctor me confirmó por mail que teníamos el Café Madrid. Una nueva explosión de alegría para Esteban y para mi. Consideré oportuno ir allí para conocer a Josué, el dueño del bar, para hablar con ellos directamente y darnos confianza mutua. Josué no tuvo problema en cedernos el bar para la grabación. Por otro lado, también queríamos echar un vistazo para saber en que parte grabaríamos y tener mejor consciencia del espacio para poder componer posteriormente los planos.

Por fin, teníamos un sitio para grabar. Fijamos fecha de rodaje. El Domingo 24 de abril rodaríamos la primera secuencia de Fuera de Foco.

El material técnico.

Nosotros solo disponíamos de la cámara con el adaptador M2 y ya está. No teníamos más. Éramos conscientes que debíamos alquilar más material técnico que era indispensable para grabar la secuencia con unas mínimas condiciones aceptables. En eso nos ayudaron nuestros compañeros de la productora Ibismedia. Iván, Rafa y Agustín, siempre estaban ahí para ayudarnos en todo lo que podían. Les dijimos que necesitábamos material del que no disponíamos, para rodar el proyecto. Alquilamos una caja de luces  (tres focos; dos Fresnel de 300 W y un cuarzo de 1000 W.), un micro Senheisser 4:16 con pértiga (que después utilizarían los chicos de sonido junto con su equipo y su otro micro) un trípode donde colocar la cámara cuando tuviéramos que hacer planos fijos y un monitor (Combo) para conectarlo a cámara y poder ver las secuencias mejor y así advertir los fallos que pudieran producirse.

Los ensayos.

Pese a saber que el reparto era muy bueno y adecuado, necesitábamos trabajar con los actores y hacer ensayos. Ver el subtexto de la secuencia, las dudas con el texto, las motivaciones, el perfil del personaje…

El fin de semana anterior al Domingo de rodaje, quedamos todos en mi casa. En un  principio, Esteban y yo teníamos claro que no queríamos agobiar a los actores ni hacerles perder el tiempo más de lo necesario. Quedaríamos con ellos a media mañana y estaríamos ensayando con ellos un par de horas o tres, antes de comer.

Fue después de comer cuando nos llevamos una grata sorpresa. En contra de lo que acordamos (Ensayar con ellos hasta la hora de comer) los actores decidieron que, si no nos importaba a Esteban y a mi, seguir ensayando un rato más, trabajando frases e intenciones. Por supuesto, ambos directores estábamos encantados. Era signo de que se encontraban cómodos y para nosotros era lo más importante. Todo fluía suavemente.
El primer día de rodaje.
Todos estábamos nerviosos, sobre todo Esteban y yo. Ya no había vuelta atrás. Rodábamos la primera secuencia de Fuera de foco y teníamos que grabar todos los planos previstos en el guión técnico en el tiempo que prometimos a todos.

Así pues, a las ocho de la mañana fue llegando la gente. Al llegar Esteban y yo con todos los bártulos (Focos, monitor, cámara, etc…) ya se encontraban allí prácticamente todos; Dani y José Luís (sonido), Manuel Coronado (foto), Javier John (script, rácor y producción), Héctor Melgares (Producción y posteriormente actor en la tercera secuencia de la peli) y los actores.

En honor a la verdad, he decir que poco antes de comenzar la batalla (la tarde anterior) sufrimos una baja; la maquilladora. Me llamó para decirme que no podría asistir al rodaje. Se encontraba enferma pidió disculpas por algo por lo que no debería haberlo hecho. La salud es lo primero. Claro está, a Esteban y a mi nos sentó mal, fue una pequeña herida de guerra antes de ir al frente, pero son circunstancias que entendemos y que por supuesto debíamos aceptar sin ningún problema. Le deseamos una pronta recuperación y fuerza para afrontar la siguiente secuencia.

Con algo de vergüenza, comentamos a los actores que no había maquillaje. Sin bien es cierto que nosotros, lo único que queríamos de maquillaje en esta secuencia es que no hubieran brillos y que todos tuviésemos unas caras frescas y naturales, también lo era que el hecho de no tener maquilladora nos hacía más difícil estar atentos de esos brillos y de esas posibles imperfecciones que pudieran surgir. Una vez más, los actores nos sorprendieron. Todos aceptaron la baja sin preocuparse. Estaban completamente inmersos en la filosofía de lo que supone hacer una peli independiente con un presupuesto ínfimo. Juan Pablo Di Pace trajo motu proprio maquillaje base para cine y Erika también trajo lo suyo y sencillamente, entre los actores, nos maquillamos mutuamente.

Empezamos a grabar. Teníamos hasta la hora de comer y, conforme al tiempo que nos dieron, hicimos el plan de rodaje. Mientras Esteban montaba la cámara, Manuel iba sacando focos y componiendo luces, Dani y José Luís encendían el Macbook con el Software de sonido Protools, Javi escribía en la claqueta la primera toma… cada uno a lo suyo para trabajar en equipo.

Nos ceñimos al plan de rodaje que habíamos hecho anteriormente para que todo fuera como la seda y realmente, hubo pocos problemas y los que hubo, con fácil solución. Terminamos, como prometimos a Josué, a la hora de comer. Todos contentos. Josué nos ofreció alegremente hacer unas chuletas de cerdo, hacer unas ensaladas y celebrar allí mismo que todo había salido bien con una comida conjunta. Aceptamos encantados.

Aquella tarde, comimos, reímos y nos hicimos varias fotos de equipo. Esteban y yo nos abrazamos y nos miramos a los ojos. No hacía falta palabras. Ya no había vuelta atrás. La primera batalla la habíamos ganado.

                                                 José Manuel Montes.
                                                                                    






miércoles, 1 de abril de 2015

Calentando motores

“No existe gran talento sin gran voluntad” 

                                      (Honoré de Balzac)

    A las dos semanas, las dos primeras secuencias de Fuera de Foco ya estaban escritas. Íbamos a empezar con la preproducción y no íbamos a esperar a que el guión estuviese terminado. Teníamos en la cabeza hasta el último plano de la historia y además, la estructura de la película nos permitía grabar por bloques, y en cada uno de ellos, una historia diferente. Grabaríamos cuando pudiéramos que casi siempre serían fines de semana. Nos pusimos en marcha.

¿Y la cámara?

Lo teníamos decidido, lo grabaríamos con mi cámara, (la cual compré de segunda mano y con ayuda de mis padres a una amiga que trabajaba en producción de televisión) una Panasonic HVX 200. Quizás podríamos haber alquilado alguna mejor pero una de nuestras premisas era hacerlo con los medios que ya teníamos y no seguir buscando. Gastarnos el menor dinero posible. Los grabaríamos en alta definición, (720 p) a 25 fotogramas por segundo (Luego en postproducción ya lo pasaríamos a 24) almacenando las imágenes en tarjetas de estado sólido P2 de 32 gigas cada una. La cámara tampoco estaba nada mal, de hecho, se había utilizado para grabar algunas películas como Rec, Retorno a Hansala, Celebration, My way o Cloverfield.

También utilizaríamos un adaptador de lentes de cine, llamado M2 Red Rock, que emula la textura del celuloide de 35 mm. 




Lo cierto es que en el transcurso del rodaje la tecnología ha avanzado más rápido que nosotros y actualmente con una cámara de medio pelo como una 5D o una Blackmagic podríamos haber dado más calidad a la película pero debiamos continuar con el formato que desde un principio utilizamos. A excepción del sueño, en el que decidimos grabarlo con una Mark III a través de nuestro buen amigo Alberto de Castro. Pensamos que sería un buen contraste, después de ver buena parte de la película con una fotografía un poco más "sucia" y todo diálogos, que, por lo menos, en el sueño, fuera todo lo contrario, mucho más bonito visualmente y contado únicamente a través de imágenes y los sentimientos de los actores. Pero ya hablaremos más tarde de ello.
 
¿Y el sonido?

La primera opción fue alquilar un micro Senheisser 4:16 con pértiga y cascos y conectarlo directamente a la cámara, pero antes quisimos saber más posibilidades y llamé a José Luís Toral y Daniel Bravo, compañeros de clase de la facultad de Comunicación Audiovisual, especializados en sonido y muy buenos amigos. Les contamos el proyecto y se interesaron mucho. Nos recomendaron a Esteban y a mi que, en la medida de lo posible, no fuese sonido directo a cámara, ya que siempre hay mucho menos control. Siempre es mejor una mesa de sonido en la que se pueda controlar todo con mayor precisión. Finalmente, ellos, con un ánimo entusiasta y positivo se involucraron en el proyecto más de lo que podríamos imaginar. Decidieron apostar por la película y pusieron su equipo de sonido y experiencia al servicio del largometraje.

¿Y la luz?

Un buen amigo nuestro; Manuel Coronado. Fotógrafo y cinéfilo empedernido, no lo pensó un segundo a la hora de aceptar nuestra propuesta, queríamos que fuese el director de fotografía. Hablamos de las referencias que queríamos para nuestra película, las conocía todas y sobre ello, aportó ideas muy positivas para la mise-en-scène.

La película, que fue casi toda rodada en interiores, se iluminó básicamente con dos focos Fresnel de 300 watios, uno de 1000 y un par más de menor potencia. También usamos reflectores para jugar y proyectar la luz donde nos interesaba y papeles difusores y filtros para suavizar o endurecer la iluminación de la puesta en escena.

¿Y el montaje?

Lo montaríamos con mi Imac y en mi casa, sin más. Con el programa de edición Final Cut, que acepta y soporta los archivos en alta definición MXF de la cámara que utilizaríamos para el largo, (Material eXchange Format, formato contenedor para datos profesionales de audio y video) es sumamente fácil e intuitivo volcar los archivos de imagen al programa de postproducción para comenzar directamente con el montaje no lineal, sin códigos de tiempo y con todas las tomas perfectamente ordenadas.

Aún así, aunque lo principal para montar la peli lo teníamos, sabíamos que además necesitaríamos a alguien especializado en etalonaje, en corregir luz y contraste. También alguien que supiera corregir y borrar elementos que no deberían estar en la secuencia y que desafortunadamente se colaron. Pero más adelante hablaremos del proceso de montaje en profundidad.

¿Y todo lo demás?

Éramos conscientes. Necesitábamos más gente para grabar. Que cada uno hiciese lo que sabía hacer y funcionar como un equipo para salir victoriosos de esta guerra. Nos pondríamos a buscar, pero además, conforme a la búsqueda, pensamos en un elemento importante: la urgencia. Necesitábamos poner una fecha de rodaje y fijarla, que fuera inamovible y que para entonces, todo estuviera listo, saber que teníamos un límite y que debíamos cumplir. Así lo hicimos.

Las armas principales con las que íbamos a atacar ya las teníamos. La cámara, el sonido, la luz y sobretodo, una historia que contar.

José Manuel Montes.